La silueta triangular es una de las más complejas, revisitadas y poliédricas que encontraremos en el siglo XX. La línea de triángulo doble o silueta en “X” es un historicismo, una revisión del contorno siseante de final del siglo XIX (que, a su vez, puede rastrearse en siglos anteriores). Se compone por dos triángulos en espejo que dibujan el cuerpo femenino a través de una “X”. Christian Dior revisa esta silueta en su colección Corolle en el año 1947. Así, el modista francés recupera, para el siglo XX, el canon decimonónico a través de una hiperbolización de la femineidad: pecho destacado, cintura estrecha y caderas prominentes.
Esta silueta se popularizó rápidamente y construyó la imagen de la mujer de los años cincuenta. Los diseñadores se sirvieron de la ropa interior femenina del siglo XIX como cómplice en la creación de esta silueta. De esa manera, corsés reactualizados volvieron a aprisionar las cinturas y las caderas se dispararon con postizos y enaguas. La mujer volvía a llevar metros y metros de ropa sobre ella en un atuendo que restringía su movilidad y la situaba de nuevo como adorno.
Por el contrario, el triángulo simple, tanto por su forma -un trapecio desde el cuello hasta las piernas- como por su contenido -una indumentaria extremadamente cómoda- es un traje revolucionario. La línea trapecio tiene su cuna de alguna forma en los trajes tubulares y observa de ellos su sentido de libertad. De hecho, para muchos investigadores los sesenta fueron, en gran medida, una recuperación del espíritu de libertad de los “felices años veinte”. La evolución de la silueta triangular sobre el cuerpo femenino desembocó en la minifalda de Mary Quant.